Octavio Irineo Paz Lozano, nació en Coyoacán, en la Ciudad de México, el 31 de marzo de 1914. Fue un poeta, escritor, ensayista y diplomático mexicano, que creció en una familia de intelectuales, criado por su madre, su tía y su abuelo paterno, Irineo Paz, de quien heredó el gusto por la escritura.

Juventud y el descubrimiento de las letras

Desde joven mostraba su pasión por los libros, como cuando abordaba todos los días el tranvía en la terminal de Mixcoac para dirigirse a la Escuela Nacional Preparatoria en San Ildefonso, y aprovechaba el trayecto para devorar los libros que tomaba de la vasta biblioteca de su abuelo Irineo.

Después de concluir sus estudios de preparatoria, ingresó a la Facultad de Derecho de la UNAM, en donde también realizó estudios de filosofía. Durante esta etapa recibió una fuerte influencia de las ideas de José Vasconcelos, lo que lo llevó a militar con otros compañeros en la Unión de Estudiantes Pro-obreros y Campesinos, constituida en 1926.

En 1931 fundó Barandal, su primera revista literaria, junto con Salvador Toscano, José Alvarado y otros. Aunque sólo emitieron 7 números, tiene una especial relevancia, porque ahí se publicó el primer ensayo de Octavio Paz: Ética del artista, con el que dio inicio su reflexión sobre la poesía.

Obra e ideas políticas

En 1937 participó en una campaña de alfabetización para los hijos de obreros y campesinos de Yucatán, en donde presenció la explotación que se ejercía sobre los grupos indígenas, y de esa experiencia resulta el poema Entre la piedra y la flor, publicado en 1941. A su regreso a la Ciudad de México, se casó con la escritora Elena Garro, a quien había conocido en 1934.

En 1939, escribe el poema Al polvo, en el que hace referencia a la muerte de su padre, quien fue atropellado por un ferrocarril. Meses después, viajó a España, donde se involucró en la Guerra Civil y en el activismo antifascista para después viajar a París junto a Carlos Pellicer, donde conoce a Pablo Neruda y César Vallejo.

A la orilla del mundo se publicó en 1942 y al año siguiente obtuvo la beca de la Fundación Guggenheim de 1943 a 1945 y se estableció en Berkeley, California. Al término de la beca, Paz permaneció en Estados Unidos y es de esta época de la que surgen algunos fragmentos de la primera versión de El laberinto de la soledad (1950), su obra cumbre, como La revuelta de los pachucos.

La vida diplomática

Sus viajes como diplomático, a inicios de la década de 1950, a Nueva Delhi y Tokio, generaron un cambio importante en su pensamiento y poética, desde el asombro que le provocaron estas culturas. Este cambio es visible en su poemario Semillas para un himno de 1954, obra que sentó algunas bases para Piedra de sol.

En 1956, Paz participó en Poesía en Voz Alta, que fue una propuesta innovadora para reunir a artistas como Héctor Mendoza, Leonora Carrington, Juan José Arreola, Juan Soriano, entre otros. Durante sus representaciones llevaron a escena la única pieza teatral de Paz, La hija de Rapaccini, basada en la obra de Nathaniel Hawthorne, dirigida por Héctor Mendoza y con vestuario y escenografía de Leonora Carrington.

Por el libro El arco y la lira de 1956, Octavio Paz recibió el premio Xavier Villaurrutia y fue escrito gracias a una beca que El Colegio de México le otorgó a Paz. En este ensayo se concretan las ideas sobre poesía y modernidad reveladas desde su juventud en distintos textos y es considerado un ensayo esencial para entender la tradición de la literatura moderna.

Casi 5 años después de haberse divorciado de Elena Garro, en 1964 conoció a Marie-José Tramini con quien se casó en 1966. Por esa misma época fue nombrado embajador en la India, con residencia en Nueva Delhi, en donde indagó en algunas de sus grandes pasiones personales: el viaje de descubrimiento, el tiempo infinito y el erotismo; enriquecidos con el arte y la cultura hindúes.

Paz dejó su cargo como diplomático después de enterarse de la represión del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz al movimiento estudiantil, en la plaza de Tlatelolco en 1968. Sobre el tema escribió el poema “México Olimpiada de 1968” unos días después del acontecimiento, plasmando su sentir respecto de los hechos.

Mantenía un enfoque integral sobrio y planteamientos muy particulares encaminados a la mejora de la vida urbana y a dejar un cambio permanente en el ordenamiento de la Ciudad de México, generando cambios profundos en la sociedad y su manera de vivir a través de la arquitectura.

La obra de Pani en Río Balsas

En nuestra colonia Cuauhtémoc, uno de los edificios residenciales que creó Pani, se encuentra en el número 37 de Río Balsas. Fue construido entre 1943 y 1945 y se hizo esquinado en el terreno para hacer visibles sus cuatro fachadas: la del frente con la columna de ventanales y los balcones que cercan las estancias; la posterior, con la escalera curva, dos muros de ladrillo y los marcos de concreto de las ventanas circulares y rectangulares; y, por último, las fachadas laterales, con las terrazas y un recubrimiento de cantera con pequeñas ventanas cuadradas. Al interior, se encontraban dos departamentos por cada tres niveles.

En la planta baja del inmueble se hizo un amplio vestíbulo y un departamento que después se convirtió en local comercial. Los cuartos de servicio estaban en un edificio de tres niveles ubicado en la parte de atrás y que actualmente funciona como oficinas.

Con el paso de los años, el edificio fue víctima de cambios y alteraciones hechas por sus dueños anteriores. El exterior sufrió cambios drásticos a los que, además, no se les dio mantenimiento, por lo que su aspecto era de abandono y deterioro. Por dentro, también se hicieron modificaciones que no respetaban el diseño original y daban una apariencia poco estética a su interior.