De Tulancingo a CDMX
Gabriel Vargas Bernal, nació el 24 de marzo de 1918 en Tulancingo, Hidalgo. A los 4 años de edad, después de la muerte de su padre, llegó a vivir al Centro de la Ciudad de México con su madre, quien buscaba una mejor vida para sus 12 hijos. Con los ahorros que recibió como herencia de su difunto marido, compró una tienda de abarrotes que fue el sustento de la familia por muchos años.
Gabriel, quien en ese tiempo estudiaba la primaria se caracterizaba por ser el alumno más travieso del plantel, sin embargo, logró ganarse la simpatía de los vecinos y a los 12 años ya había descubierto su facilidad para plasmar la realidad social en divertidos dibujos.
En 1930, con motivo de El Día del Tráfico, dibujó con tinta china la avenida Juárez, con sus anuncios publicitarios, vehículos, carretas, y más de 5000 figuras humanas muy bien delineadas, dejando a sus maestros impresionados con su gran obra.
Cuando llegó el momento de ingresar a la secundaria, Gabriel Vargas sólo asistió unos días. Con su natural carisma, se hizo amigo de Juan Olaguíbel, quien era jefe de los talleres de dibujo de la SEP, y le daba permiso de pasar la mañana ahí, dejando fluir su creatividad con lápiz y papel en mano.
Un día, el joven Gabriel Vargas, con 13 años, imaginó cómo pudo haber sido la construcción de la catedral metropolitana, y lo plasmó en un dibujo que mostró al jefe de los talleres. Olaguíbel lo convenció de mostrar el dibujo al secretario de Educación. Cuando Vargas llegó a las oficinas del funcionario vio a un hombre bajando de un automóvil y creyendo que se trataba del secretario, le mostró el dibujo.
Un joven con trabajo
El señor era Alfonso Pruneda, director de Cultura del Instituto Nacional de Bellas Artes () en aquella época, se mostró sorprendido con la obra del muchacho. Pruneda ofreció una beca a Gabriel para estudiar en Francia, sin embargo, el joven la rechazó. En cambio, solicitó trabajo como dibujante en el periódico Excélsior, el cual le fue concedido con un sueldo de 3 pesos semanales, realizando dibujos para diversos suplementos.
Tiempo después, José García Valseca, dueño de la editorial Panamericana, convocó a un concurso de dibujantes para encontrar a los mejores del país. A pesar de haber sido una competencia reñida, Vargas no sólo ganó el concurso, por el que recibió como premio 10,000 pesos, sino que el mismo García Valseca le ofreció trabajo para crear una historieta. Fue así como a los 16 años se volvió Jefe del Departamento de Dibujo.
En 1939, para competir con la popular historieta de Germán Butze, Los Supersabios, creó Los Superlocos, con cierta influencia de la Segunda Guerra Mundial y protagonizada por Jilemón Metralla, un exmilitar vividor y estafador.
La historieta fue exitosa pero el triunfo mayor llegó unos años más tarde. Con toda la inspiración que había obtenido de su vida y recorridos por las calles de la ciudad, visitando toda clase de negocios y viviendas, creó El Señor Burrón.
La Familia Burrón
Tiempo después de la publicación de El Señor Burrón, la historieta cambió su nombre por La Familia Burrón. En la historia figuraba una familia conformada por un peluquero honrado y trabajador, una mujer voluntariosa y entrometida quien, a pesar de su pobreza, pretendía actuar como aristócrata, y 2 hijos adolescentes. La Familia Burrón representaba de una manera muy divertida a la familia típica mexicana de clase baja. El lenguaje que utilizaba, la idea de familia como gran soporte ante las dificultades de la vida y las aventuras que contaba era un fiel reflejo de una época y de una buena parte de la sociedad de nuestro país. El primer número se empezó a vender en 1948.
La Familia Burrón logró reunir a 53 personajes a través de sus historietas que estaban basadas en escenarios grabados en la memoria de su autor: las vecindades, los patios con la ropa tendida de lado a lado, las paredes llenas de agujeros, los perros callejeros, los boleros, los antros de mala muerte, los camiones llenos, los mercados, los parques y todos los elementos que formaban parte de la ciudad en la que vivía Gabriel Vargas y que veía su reflejo en cada historia publicada.
La historieta del señor Vargas llegó a la espectacular cifra de 500,000 ejemplares vendidos cada semana durante muchos años.
Gabriel Vargas en la Cuauhtémoc
Después de vivir por muchos años en el centro de la Ciudad de México, su gran fuente de inspiración, Gabriel Vargas cambió su residencia en 1970 a la colonia Cuauhtémoc. Vivió en la calle Plaza Carlos Finlay, hasta el día de su muerte, a los 95 años, el 25 de mayo de 2010.
Este ilustre personaje de nuestra colonia fue reconocido en 1993 con el Premio Nacional de Ciencias y Artes, otorgado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y fue considerado Cronista Urbano del siglo XX, de la capital de nuestro país. Además, continuó colaborando para la revista mensual Gentesur hasta 2009, el mismo año en el que recibió el doctorado Honoris Causa de la Universidad de Hidalgo, su estado natal.
Como siempre, es un gusto saber que entre los residentes de nuestra colonia Cuauhtémoc hemos tenido personalidades tan importantes y que han aportado en más de una manera a la vida cultural de nuestra ciudad.
Si quieres conocer más sobre los personajes ilustres de nuestra colonia, entra a: https://www.residentescuauhtemoc.mx/yolanda-eunice-odio-infante/